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Mi propia experiencia

En este apartado describimos una visión general del día a día de una compañera del
colegio con discapacidad visual.


Se trata de una alumna de doce años, que, a pesar de sus dificultades, lleva una vida
normal como los demás estudiantes. Está afiliada a la ONCE, que le aporta material
adaptado para ayudarle a realizar las mismas tareas que sus compañeros. Cada lunes y
jueves viene una maestra de la ONCE que se encarga de hacerle un seguimiento y
proporcionarle el material necesario para las asignaturas: en matemáticas, papel de
gráficas en relieve, láminas de dibujo en tinta de relieve, etc.

 

La organización también se encarga de aportar otro tipo de herramientas de trabajo más complejas, como
libros en braille, líneas braille y otro tipo de aparatos tecnológicos. Esta chica lleva su
portátil a clase en el que realiza las actividades propuestas por los profesores cada día
para los alumnos. El ordenador tiene un programa de voz instalado para que pueda
escuchar lo que está escrito en la pantalla y le facilite el uso de aplicaciones del
dispositivo. Los jueves cada dos semanas, el profesor de movilidad de la ONCE acude al
colegio para enseñar trucos de desplazamiento y lleva a cabo la práctica del bastón
por la calle.


Como todas las personas, a los discapacitados visuales también les gusta disfrutar de
actividades de ocio. Una de las actividades favoritas de nuestra compañera es el esquí.
Algunos domingos queda en el centro comercial de Xanadú, en su pista interior de
esquí, con su club. Este club de esquí lo forman varias personas con deficiencia visual
que entrenan con su entrenador, que asigna ejercicios para mejorar la técnica de los
corredores, y existe un guía para cada alumno. Muchos de estos deportistas han
esquiado durante muchos años y han adquirido un nivel muy bueno e incluso algunos
de los miembros del club han participado en campeonatos importantes, como los
Juegos Paralímpicos y el Campeonato Nacional de España en esquí.


El otro día entrevistamos a nuestra compañera para que nos contase su visión
personal de su día a día: “Si tienes miedo, no puedes salir adelante. A pesar de que vea
mal, no voy a dejar de hacer las cosas que me gusten y pienso que tener alguna
discapacidad no es ninguna razón para impedir que se lleve a cabo todo aquello que te
apasiona en la vida”, nos empezó diciendo. También nos contó que el trato de sus
amigos es siempre agradable y que aprecia mucho su amistad. Tiene una familia que le
ha permitido e impulsado a disfrutar de las mismas cosas que el resto de personas, sin
sentirse limitada por su discapacidad y se ha sentido apoyada en todo momento.
Se siente muy agradecida por las aportaciones de la ONCE y la ayuda que
proporcionan sus maestros de la organización.


Le preguntamos si creía que había alguna cosa que se pudiera mejorar, a lo que nos
respondió: “Todavía hay muchas cosas que se pueden mejorar ya que el avance de la
ciencia lleva su tiempo. No en todos los países han disminuido las diferencias entre las
personas con discapacidad y sin ella, por lo tanto, en ocasiones, sigue sin ser una
comunidad acogida al 100%. Incluso de vez en cuando, algunos compañeros,

profesores u otras personas me han hecho sentir inferior en algunos aspectos. No es
su culpa, ya que la mayoría lo hace inconscientemente sin propósito de hacer daño,
pero se ve claramente que todavía no se ha interiorizado del todo que poseer una
discapacidad no es un impedimento”.

Hecho por: Martina Barrón, Iratxe Fenoy, Elena Ortiz y Laura Osses.

MI PROPIA EXPERIENCIA

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